Según las investigaciones del historiador Guillermo Calvo Ayaviri, antes
de la primera década del siglo XIX, los entierros se realizaban en los
cementerios de las parroquias, así lo certifican los libros de defunciones del
Sagrario de Guadalupe, Santo Domingo, San Lázaro, San Miguel Arcángel, San
Sebastián, San Roque, Oratorio de San Felipe Neri, Hospital real de Santa
Bárbara, Convento de La recoleta y los Monasterios de Santa Teresa y santa
Clara.
Uno
de los principales documentos que se encuentran en el Archivo – Biblioteca
Arquidiocesanos “Monseñor Miguel de Los Santos Taborga” (ABAS) en la Serie del
Archivo capitular, cabalmente es la considerada como la principal hoja de ruta
para la construcción de los cementerios fuera de los poblados, la cédula
circular de 27 de marzo de 1789, es la fuente primaria donde da una precisa
instrucción a todos los diocesanos y cementerios de acuerdo a un plano que se
encuentra adjuntado en dicho volumen el año 1804, se da cumplimiento a dicho
documento y es a partir de esa época que comienzan la construcción de
cementerios en la región de Charcas.
Una
vez constituida la República el Mcal. Antonio José de Sucre, mediante un
decreto del 25 de enero de 1826, ordenó el establecimiento de cementerios para
los cadáveres y se determinó penas para los curas que los entierren en sus
iglesias.
PRIMEROS
PLANOS DEL CEMENTERIO SUCRENSE
Otro
documento de valor histórico y arquitectónico que de igual manera se encuentra
en el ABA, es el primer plano levantado por el Ministro del Consejo de Indias,
Don Francisco Requena, entre los años 1790-1801 y lleva como título: “Plano de
los cementerios y capillas que pueden establecerse en los extramuros de las
poblaciones”.
En
dicha traza, cuya escala está diseñada en varas castellanas se puede observar,
la entrada del cementerio, el pórtico cubierto, la capilla, la habitación para
un capellán, la sacristía, el cuarto para el sepulturero, el cobertizo, los
caminos libres de sepulturas, los cuadros para los entierros, los pretiles que
encierran los cuadros, el pozo cubierto para osario y el muro principal.
Además
se distingue, la arboleda que circunda todo el perímetro del cementerio. Siete
décadas después el panteón en un notable deterioro que demandaba su pronta
reparación.
Con
el título del “Plano del panteón de esta ciudad”, el Señor Cesáreo Valdez, en
el año 1877, presento a las autoridades municipales, un plano levantado a una
escala de 100 varas.
Posteriormente
el Ente deliberante, desenado poner en ejecución la construcción del Cementerio
General, hizo levantar varios planos, donde ya figuraban las tierras compradas
por el Sr. Gregorio Pacheco y las cedidas por el Dr. Belisario Loza Santa Cruz
para el aumento de espacio del panteón.
El
plano levantado por el Ing. Señor General Juan Mariano Mujía, indica una nota
que dice: “Llenaba las condiciones para un local de esas características, donde
predominaba la comodidad, ornato y aseo”.
Había
diseñada una capilla central para el depósito de cadáveres, nichos en gran
extensión, casa para el capellán, un anfiteatro para las autopsias y un panteón separado para los protestantes.
En
el año 1882 un señor de apellido Allchurechayngo, presentó un plano a las
autoridades municipales, bajo el título de “Nuevo panteón de Sucre – Plano
General” que debía ser edificado, junto al antiguo panteón.
Por
su parte el Sr. Ernesto O. Ruck, presentó otro plano con el título “Plano del
Cementerio General de esta Capital”, diseñado en el año 1883, aproximadamente,
cuya escala es de 100 varas.
En
el año 1891, el trabajo del cementerio se encomendó al inteligente Arquitecto
Sr. Luis Núñez del Prado, y otro plano fue presentado por el Ingeniero
Municipal Antonio Camponovo, en el año 1892 con lo que se concretó la inicial
infraestructura de nuestro Campo Santo.
Posteriormente
en el año 1828, la Alcaldía Municipal contrató al Arq. Pablo Fuertes, para que
levantara un plano del cementerio general con la ubicación exacta de sus
cuarteles, mausoleos, criptas para estudios y reformas posteriores. Dicho
profesional presentó también el diseño de un nuevo plano de la reforma del
pedestal de los mártires de Ayo Ayo y Cosmini.
DONACIÓN
DE TERRENOS PARA AMPLIAR EL CEMENTERIO
Hasta
antes de 1879, el cementerio había tenido muchas modificaciones. Fue en ese año
que se hicieron dos donaciones de terrenos, adyacentes al Campo Santo que
superaron las 11 mil yardas cuadradas, el objetivo fue incrementar su
superficie. La obra filantrópica correspondió a Don Gregorio Pacheco Leyes
y Belisario Loza Santa Cruz.
Dos
años después el distinguido abogado industrial minero, Don Aniceto Arce Ruiz
que fungía como miembro del Directorio de la “Compañía Minera Colquechaca”,
acordó destinar en favor de la reconstrucción, mejora y embellecimiento del
cementerio que durante muchos años estuvo desatendido, con una suma de 10 mil
bolivianos.
Por
su parte el ilustrísimo arzobispo Monseñor Pedro José Cayetano de Llosa donó la
suma de dos mil bolivianos del ramo de la fábrica; por su parte el Tesoro
Nacional asignó igual cantidad de dinero con el mismo propósito.
COLOCADO
DE LA PRIMERA PIEDRA FUNDAMENTAL
Las
autoridades municipales se encontraban muy contentos con el trabajo del nuevo
cementerio y para perpetuar los inicios de la construcción de esta obra,
delegaron en la persona del munícipe, Dr. Senen Ondarza para que pronunciara el
discurso oficial al colocarse la piedra fundamental en el nuevo edificio del
panteón, el 26 de mayo de 1890, en ocasión de recordarse un aniversario más de
la batalla del Alto de la Alianza.
Al
percibir las obras de reconstrucción en plena ejecución, las instituciones
culturales también se pronunciaron, destacan el “Centro de Lectura” y la
“Sociedad Dramática Monteagudo”, compuesta por jóvenes entusiastas y
honorables.
Por
su parte el periódico “La Industria”, en su edición del 8 de agosto de 1890, publicó un aviso
convocando a los fabricantes de cal y ladrillos a presentar sus propuestas,
para la provisión de materiales destinado a la construcción del Cementerio
General.
Días
después otro aviso publicado en el mismo periódico hacía un llamado ferviente a
la población para que traslade piedra destinado a los trabajos del cementerio.
Se acordó entonces, realizar este trabajo, todos los domingos a partir de Hrs
14:00.
MAUSOLEOS
DE LAS ÓRDENES RELIGIOSAS Y ASOCIACIONES PIADOSAS
Los
mausoleos de estas instituciones le dan un aspecto muy interesante a nuestro
cementerio que, actualmente es considerado patrimonial. Este su detalle:
Mausoleos de las órdenes religiosas femeninas del Buen Pastor, Siervas de
María, Adoratrices, carmelitas descalzas de San José, Clarisas e Hijas de Santa
Ana.
Los
mausoleos de las órdenes religiosas masculinas comprenden: La Compañía de Jesús
y la Cripta de la Arquidiócesis de Sucre; además de los mausoleos de las
asociaciones piadosas como la Sociedad de Socorros Mutuos, Sociedad Mixta
“Virgen de Lourdes”, Sociedad Católica de Señoras y Obreros “San José” y el
Centro de Acción y Mutua Cooperación de Obraras “Nuestra Señora de
Guadalupe”.
SERVICIOS
BÁSICOS INDISPENSABLES
Agua:
Los
primeros intentos de dotar agua al Barrio san Roque, datan el año 1851 y para facilitar
el trabajo de construcción del cementerio general, en el año 1891, se instaló
una pileta provisional que, posteriormente y a inicios del siglo XX se presentó
la escasez de agua en la ciudad de Sucre que, limitó el uso del líquido
elemento. Años después fue superado este inconveniente.
En
lo referente a la arborización del cementerio se inició este trabajo a fines
del siglo XIX, con un delicado trabajo entre voluntarios, filántropos y
autoridades municipales que se preocuparon por la ornamentación, bajo la
consigna “Para el embellecer la mansión del eterno descanso”.
Línea telefónica:
En
el año 1914 se instaló un aparato telefónico con el número 65, Dicho servicio
fue muy requerido, dada la situación que el Cementerio General se encontraba en
los extramuros de la ciudad.
Energía eléctrica:
En
1919 se realizó un plan de distribución de focos en toda la ciudad de Sucre,
habiéndose autorizado por parte de la “Compañía de Luz”, un foco de 16 bujías
en la calle del Cementerio General.
EL
CARRO FÚNEBRE
Entre
los años 1874 hasta 1971 hay un variado requerimiento de un carro fúnebre de
primer y de segunda clase que se concretó primero con esfuerzo privado y
posteriormente de la municipalidad.
El
ciudadano Melchor Chavarría fue el que implementó la primera carroza fúnebre en
el año 1874. A principios del siglo XX, la Honorable Alcaldía Municipal se hizo
cargo de los carros fúnebres solventando el pago del cochero, compra de
caballos, forraje y herraduras, libretas de cochero y ayudantes, pago a un
caballerizo, la reparación y mantenimiento del carro fúnebre.
LA
BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA
En
el año 1891, la Alcaldía tenía a su cargo una Banda Municipal de Música que
estuvo dirigida por el músico Manuel R. Pinto. Entre los años 1900 y 1935 por
concepto de entierros y misas la comuna recibió la suma de tres mil cien
bolivianos; importe destinado a cubrir los honorarios del director de la banda,
de los músicos, así como la reparación, compra de instrumentos musicales y
adquisición de partituras.
CAPELLANES
Y ADMINISTRADORES DEL CEMENTERIO
Durante
los años 1861 y 1981 se pudo evidenciar la existencia de 55 capellanes
pastorales y administradores del Cementerio General de Sucre, así como variadas
facetas de esta zona que, entonces era el sector más alejado de la ciudad,
entre sembradíos de trigo, quebradas y lugar de llegada de acémilas de carga
que transportaban sal de la zona de Maragua, papa, maíz y trigo de las zonas de
Kila Kila y las comunidades de la cuenca del Río Kachimayu, entonces rancheríos
de propiedad patronal.
HISTORIA
Y PERSONALIDADES
El
Cementerio General de Sucre denota variados argumentos históricos y
arquitectónicos en su infraestructura. Podemos observar los diseños de mausoleos,
criptas y sarcófagos en la que se encuentran los restos de ilustres
personalidades como Don Aniceto Arce, los Príncipes de la Glorieta, el Transporte
Pesado, Don Julio Arana, Don Gregorio Pacheco, las familias Sainz LLobet,
Iturralde, Arana, Manuel Matienzo, Castillo Campos, Calvo Unzueta, Sociedad
Católica, Inválidos de Guerra del Chaco, Alfredo Herrera, Campos Briancon,
Benavides, Mostajo Hoschtatter, Cruceños Notables, Jesuitas, Ostria Gutiérrez,
De la Barra, Matías Ríos Duran, Diez Canseco, Montero Vaca, Carmelo Herrera,
Arce, Acción Católica, Cors Doria Medina, Destacamento 220, Colectividad
Israelita y otros.
RESTOS DE LOS PROCERES
DE LA INDEPENDENCIA
Juana
Azurduy De Padilla
Manuel
Ascencio Padilla
Joaquín
Lemoine
José
Lemoine
Teresa
Bustos de Lemoine
EX PRESIDENTES DE LA
REPUBLICA
Dr.
Aniceto Arce Ruiz
Gral.
Narciso Campero Leyes
Gral.
Hilarión Daza Groselle
Dr.
Gregorio Pacheco Leyes
Dr.
Hernando Siles Reyes
Dr.
Mamerto Urriolagoitia Harriague
EX PRESIDENTES DE LA
CORTE SUPREMA
Dr.
Ladislao Cabrera Vargas
Dr.
Basilio Cuellar
Dr.
José Orías Oropeza
Dr.
Manuel Duran Padilla
Dr.
Ángel Sandoval Ayala
Dr.
Hugo Poppe Entrambasaguas
LOS PRINCIPES DE LA
GLORIETA:
Don
Francisco de Argandoña Revilla. (Potosi 1580 – Paris 1901)
Doña
Clotilde Urioste Velazco De Argandoña. (Sucre 1857 – 1933)
HISTORIADORES Y
ESCRITORES
Doña.
Lindaura Anzotegui De Campero
Doña
Josefa Mujía Estrada
Dr.
Domingo L. Ramirez
Dr.
Joaquin Gantier Valda
Dr.
Gunar Mendoza Loza
Dr.
Fernando Ortiz Sanz
Dr.
Manuel Gimenez Carrazana
Dr.
Jorge Querejazu
Prof.
Rudy Miranda Noya
Dr.
Eliodoro Aillón Teran
PERIODISTAS
Jorge
Revilla Aldana
Gregorio
Donoso Daza
Edgar
Canedo Baspineiro “Canedín”
Guido
Donoso Bleichner
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